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Mostrando las entradas de octubre, 2017

And it’s so hard to be good, But it’s so good when it’s good...

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Otro de los discos que me ha tenido atrapado es el  I'm Not Your Man de la inglesa Marika Hackman.  Lo que me vino a la mente cuando lo escuché por primera vez fue "este disco se siente importante, como un hito generacional o algo así" y sin embargo, siento que en general el disco ha sido más o menos ignorado. Supongo que si Marika se ahogara nadando en el Misisipí (Que ojalá no suceda), la villameloniza no tardaría ni un segundo en canonizarla, pero como están las cosas no es ni un beatito menor. El disco suena a Sub Pop de principio a fin, es decir noventero elegante, pero al mismo tiempo cadencioso e interesante. Suena como si a Lush les escondieran sus pedaleras o como a PJ Harvey pero con una boca más chica y una libido más en control. Esta me gusta bastante: Es como el lado folkie del disco, pero hay cosas más noventeras como esta: O esta: Hay muchos grandes momentos en el disco, casi todos sutiles, calmados: como cuando escuchas hablar a

You Missed My Heart

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Este es un maravilloso ejemplo del talento como narradora de Phoebe Bridgers: Una historia redondita, el punto de vista del narrador impecablemente retratado, una descripción puntual repleta de imágenes eficaces, una melodía emotiva,  una idea ejecutada de manera brillante. Esta es la letra para que la sigan mientras escuchan la canción: Vale mucho la pena. Broke into her house, saw her sitting there Drinking coke and whiskey in her bra and underwear Saw him in the kitchen, hanging up the phone I asked him nicely once please to pack his things and go He gave her a firm, reassuring look that said he wouldn't leave But I asked him one more time and this time pulled out my shiv I struck him in the back and I pulled it out slow And I watched him fall down, and as the morning sun rose He looked at me and said "You missed my heart, you missed my heart You got me good; I knew you would But you missed my heart, you missed my heart" Were his last words befo

La Normalidad

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Los hombros caídos, el rostro sin expresión, los ojos extraviados en la pantalla del celular y los audífonos sembrados en lo más profundo del oido. El cabello aun húmedo por la ducha matutina y el paso apresurado para llegar a tiempo a checar tarjeta.  Hay escombros y cinta amarilla asomándose en casi todas las esquinas y el hueco de la almas que se escaparon aun se siente. Hay grietas que el yeso no puede cubrir.  Pero hay que volver a "la normalidad". El dinero no se hace solo. Es hora de volver a vender rimel, tecito de lavanda con azahar y concealing cream entre fantasmas y escombros. La normalidad... suena a fantasía. Así que regreso a mi blogcito para compartirles una cosa hermosísima: Esta fue la primera canción que escuché de Phoebe Bridgers, me la recomendó Ethan Grushka, que es el co-productor de su album debut junto con el gigante Tony Berg. El disco es sutil en su instrumentación pero lleno de emoción, las letras inteligentes y con una narrativa