Irse acostumbrando...
Muy cerca de mi casa hay un lugar donde venden unas salchichas asadas de fábula, las cuales me parecieron una maravillosa alternativa para comer el día de hoy. Lo primero que pensé fue: "ahhh mi papá no ha comido de esas, le voy a hablar para ver si comemos juntos" Y entonces recordé que mi papá falleció el sábado. Son esos detallitos los que materializan las ausencias, los que las transforman en pesados zapatos de cemento que nos regresan a la realidad. Aquí tengo su caja de los Beatles que ahora es mía, las almohadas que ya no pude llevar al hospital y los cuadernos de crucigramas que nunca usó. Ya no llegó al partido de los packers vs. los vikings, y nunca pudimos ir a Nueva Orleans a oír jazz. La vida nos ganó. Mientras sucedía toda la peripecia de los hospitales, todo me pareció una eternidad, pero ahora que ya pasó, siento que todo ocurrió en un parpadeo. 50 días se esfumaron. Lo cuidé todo lo que pude, lo abrace igual, lo procure, y ahora lo extrañaré. De eso se trata...