Carretera
Reflexiones de un abstemio
Quien diga que el dinero no compra la felicidad, no estará mintiendo. Solo evidenciara que no tiene dinero
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Los hombres somos idiotas
Los hombres somos idiotas, punto. Se que este no es un descubrimiento que me de el Nóbel de Sociología o algo así, pero es algo que no se dice lo suficiente, al menos no por otros hombres. Que lo diga una mujer no es novedad, es como su mantra. Pero la realidad es que somos tontos, así de simple. La mayor parte del tiempo no notamos lo que esta frente a nuestras narices, y todo el tiempo nos estamos inventando cosas que no existen. En el caso especifico de los ligues esto es notorio en exceso. ¿Cuantas veces hemos visto al chavito prendado de la guapa de la clase?, la cual, no solo no lo pela, sino que aparte es una hija de puta con él. Sin embargo ahí esta el chavito poniendo su cara de idiota cada vez que la ve, al tiempo que tiene la alucinación promedio del embobado (ya saben: canción de los beach boys, cámara lenta, corriendo agarrados de la mano por alguna playa paradisíaca, faje accidentado entre las olas, etc. lo que sucede en cualquier película de Adam Sandler) El chavo trat...
Cosas malas que terminan siendo buenas
En algún momento de la pandemia del 2020 regresé a jugar basket. Ya no recuerdo bien cómo fue, Supongo que era mas conveniente ir a las canchas que estar corriendo en la calle, esquivando motos de Uber Eats en sentido contrario tratando de entregar los miles de pedidos de la gente que nomas no quería salir de su casa. Vaya usted a saber... Eran otros tiempos. El caso es que luego de un chorro de años regresé a jugar, (bueno mas bien a tirar y practicar solito en la cancha, nunca fui de jugar en equipo, pero en plena pandemia ni de chiste iba a estar jugando uno contra uno) Por cierto, jugar con cubrebocas, super incómodo, pero así lo hice hasta el 2022. Algo que puedo atestiguar es que eso de la memoria muscular es un mito, mas si ya no hay músculo que recuerde: De repente quería hacer alguna entrada como cuando era joven y de inmediato mi cuerpo me decía (En la voz de Samuel L. Jackson, ni mas ni menos) "Hell no, muthafucker!" Así que quedaba con mis dos piececitos plantado...
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