La peor parte de mi fin de semana / 3
La brisa fría que daba en mi espalda se empezaba a sentir tibia, era mi calor corporal, que trataba de contrarrestar el impetuoso clima. De pies a cabeza estaba hecho una sopa. Recordé que no había tenido tiempo de guardar el micrófono y solo había atinado a meterlo en la bolsa trasera de mi pantalón, mi absolutamente empapado pantalón. Al sacarlo pude sentir como mi ropa interior también estaba empapada. Me quité la gorra que traía puesta, y tras exprimirla volví a colocármela. Recordé que el día anterior había empacado un suéter extra para una ocasión como ésta: el recuerdo era vivido, claro como cristal austriaco: Ahí estaba yo, precavido como siempre, pensando “no te vaya a llover Juan, mejor vayamos prevenidos”, y al lado de un par de grandes bolsas de plástico, guardaba un suéter “como doblado por una mama” y lo introducía en el puto ditibag que estaba al lado de mi cama en mi casa, lejos, lejos, muy lejos del zócalo capitalino, y que no había podido llevar por que ya no lo p...