El sabor de la vainilla
La vainilla siempre me ha sabido a pasado... mmmm... bueno... creo que es más correcto decir que la vainilla ahora me sabe a pasado. El sabor de la vainilla era el del Quik amarillo que de vez en vez me daban por las noches cuando era muy niño y vivía en Izcalli. También era el del atole que mi mamá o mi abuelita me obligaban a beber. Eran unos panchos horribles privados de cualquier lógica, en los que necio yo y necia mi familia batallábamos para ver quien se rendía primero. Sobra decir que al final nadie ganaba. Recordé todas estas cosas la semana pasada que anduve en Papantla, que se supone es como la capital nacional de la vainilla, y te la encuentras en todos lados. Que vaina tan curiosa. Probé un helado hecho con puro extracto de vainilla y fue como una cachetada de flashbacks. La otra cosa que hay en Papantla son voladores y lo que más me llamó la atención sobre ellos fueron las intrigas que se traen, con sus federaciones y directivos y burocracias y rivalidades. ...