El lado oscuro del disco duro

Cuando escuché que uno de los albañiles cantaba con harto sentimiento una rolita de Arjona, mi primer pensamiento fue que el DJ Asperger había agarrado un bomberazo para iniciar el año sin deudas. Pero como el albañil estaba cantando en tono, de inmediato supe que no era él.
Luego de Arjona, la bocinota que los albañiles adecuaron para amplificar su dispositivo mp3, retumbó con "Inevitable" de Dulce Maria, y "Anarchy in the U.K.", seguido de alguna especie de reggaeton o bachata que decididamente no conozco. Luego Camilo Sesto, Fernando Delgadillo, Musica de Banda y Bob Marley. El playlist se repite en shuffle estruendosamente a lo largo del día, mientras los trabajadores derriban paredes a mazazos.
Al democratizar la música, el mp3 ha hecho de todo mundo un villamelón melomano. Aun no se si esto será bueno o malo, y en realidad no me interesa, lo curioso es que esta extrema disponibilidad de "media" hace que nadie sea especialista de nada. Vivimos en la época del conocimiento por embarradita; La cultura del preview. Más aun, la facilidad con la que uno puede acceder a una pieza cultural determinada, ha aniquilado ese nexo emotivo que derivaba de la complicación de conseguir cierto libro, disco o película.
En otras palabras, ya no nos clavamos con la música, ya no escuchamos con pasión y atención cada nota, cada sonido, cada segundo de un disco que costo 3 meses (y una super lana) conseguir: la copia pirata que se baja de internet, sirve de música de fondo pal bejewel o para el excel que estamos haciendo. Al final toda la música se vuelve the dark side of the hard drive.
- "¿que es eso?" 
- "sepa, pero lo recomendaron en la NME y lo bajé, ya luego lo oigo…"
Igual los pdfs o los e-books o las películas… todo "de embarradita"
El gran problema de "oír" en vez de "escuchar", es que te acabas perdiendo de una buena cantidad de cosas hermosas por no poner atención. el mejor ejemplo que tengo es los Dawes:
Cuando fui a Los Angeles el año pasado, le pedí a mi amiguito Malacara que me recomendara 5 discos que definitivamente tenia que comprar estando allá. Antes de que le gustara Kanye West, solía ser bastante atinado con sus recomendaciones. Así que estimo y valoro bastante su opinión (salvo Kanye West… y Nicky Minaj… y Eduardo Capetillo… Ok, como que anda dando un poco el viejazo…) 
El asunto es que "Stories Don´t End" de los Dawes fue un disco que me recomendó como indispensable… ese y el de Father John Misty, que era el baterista de los Fleet Foxes… pero no se donde leí que el tipo era re-diva con sus amigos de la banda así que ese lo compraría sólo si lo encontraba barato.  No quise bajar los discos para poder experimentar la sorpresa de la primera oída, así que el plan era comprarlos a ciegas. Lo único que hice fue escuchar un preview en la Itunes Store, para darme una idea de que compraría y no terminar con 5 discos de hip hop de esos que te hacen desear que Lincoln nunca hubiera existido. 
Eso arruina todo el concepto este de la compra a ciegas, pero… el dinero no crece en los arboles… 
Del preview deduje que el disco que más posibilidades tenia de enamorarme era el de los Dawes, asi que ese estaba arriba en la lista. El de Father John Misty siempre estuvo carísimo y el de los Dawes al final lo vi en el Best Buy a 10 dólares, lo tuve entre mis manos, inclusive me formé para pagarlo, pero luego de hacer cuentas lo dejé. oh como lo lamenté… 
En mi cabeza me hice el plan guajiro de comprarlo en un futuro viaje o algo así… "Seguro la próxima vez que regresé a EU va a estar en los baratitos del Amoeba" pensé.
Pasó un tiempo y terminé bajando el disco para darle una oída… no debí hacerlo. Desde la primera nota que se escucha de Just Beneath The Surface, sabes que te va a atrapar. Cuando llegas a Something in Common, el sentimiento de poseer ese disco ya es incontrolable. Termine pagando como 300 pesos  por él en el mixup. 
La voz de Taylor Goldsmith, a veces frágil, siempre cálida, te va llevando por parajes que recuerdan a Creedence, The Band o Springsteen. La arquitectura de los arreglos es impecable, cada sonido tiene su lugar exacto, cada nota es precisa en intensidad y mesura. La batería suena increíble, tan sutil…  Es un  material hermoso. Y si no lo hubiera escuchado con cuidado se hubiera ido a ese lado oscuro del disco duro. Perdido entre álbumes de Polo-Polo y Neil Young.



Por el poder de Blogspot, Stories Don´t End de los Dawes, discazo chulísimo de la semana.
Ahora la pregunta es: Si los Dawes empezaran a sonar en la bocinota de los albañiles luego de una rolita de Joan Sebastian ¿me los arruinaría o haría que me gustaran más?...


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