Nostálgico Aire Acondicionado


La semana pasada viajé a un remoto lugar llamado Melchor Ocampo, en el estado de México. Hagan de cuenta que es como Cuatitlán, pero más campirano... una chulada de diminutas casas apretadas una al lado de la otra, abundancia de perros callejeros y fotos del chapeado Eruviel al pie de baches que parecen jacuzzis lodosos. El estado de México ES México, y quien diga lo contrario vive en la condesa y pertenece a cuando menos uno de esos sectores que se ofenden cuando en un discurso oficial no dicen "mexicanas y mexicanos"...
COMO SEA,  la historia no tiene nada que ver con eso, tiene que ver con la travesía:
Viajamos en la camioneta nueva de mi hermana, que definitivamente aun posee el aroma y los sonidos de un auto nuevo: No hay crujir de fierros sueltos como en nuestro zapatito, y el ruido del exterior se aísla en el segundo que subes la ventanilla. El estéreo está bueno, pero a mi hermana siempre le ha gustado la música horrible, así que en la memoria del radio sólo hay 97.7 o cosas piores... luego de navegar por el cementerio radiofónico, me instalé en Radio Universal, (No porque me guste o sea una buena estación, sino porque me encanta como traducen los títulos de las canciones: Rod Stewart canta una canción llamada "jóvenes turcos" y "La iglesia" posee un hit llamado "Bajo el camino de la leche" ... es chulo como la chuledad misma.)
El caso es que vamos a una velocidad civilizada por la autopista México-Querétaro a la altura de Barrientos, Creedence suena las bocinas de la camioneta, hay trailers a ambos lados del auto, y pareciera que las salidas de la autopista las hubiera trazado un niño con una cubeta y palitas de playa... Y entonces mi tarado cerebro me dice "esto es como Los Angeles"...
¿Neto?
Me encantaría poder decir que años de abusar de las drogas y el alcohol me llevaron a tal conclusión, un flashback de algún viaje de acido en los 90´s o algo así... pero no... a menos que la coca-cola cuente como droga...
Ese sentimiento nostálgico fue verdadero, lo supe en cada fibra de mi llantudo ser... ese pensamiento fue verdad... ¿pero que lo generó?
Aunque Los Angeles tiene más de México que la colonia Narvarte... no puedo decir que ese segmento en especifico de la carretera se antoje innegablemente gringo, inclusive el Outlet que está unos kilómetros adelante se siente más Sateluco que californiano. ¿Los perros callejeros? de esos no vi en gringolandia... ¿Los moteles?, no tienen letreros luminosos tan papás como los gringos. ¿jovencitas en shorts cacheteros?... ese era un señor haciéndose calzón chino en la moto o una señora que por las prisas se puso los shorts de su niña de 8 años...
Tardé un largo rato en poder explicar este fenómeno de inusitada nostalgia. No lo logré ese día, ni en el camino de regreso, ni en la noche... Fue hasta el día siguiente, que viajando de nuevo en nuestro zapatito me venía asando de calor mientras peleaba con el falso contacto que tiene el estéreo, que a veces es mono y a veces no,  (a veces suena una bocina, a veces las dos) En eso estaba cuando pensé: "Uff como para tener aire acondicionado aquí, así como en la camioneta de la Veros..."
¡EUREKA!
El auto que rentamos en Los Angeles, el poderoso Halcón Bicentenario, tenia un aire acondicionado que hacia llorar a las foquitas bebé del ártico, y un estéreo que podría ser la envidia del vecino reguetonero. En mis 39 años de vida, jamás he estado en una familia que goce de esos lujos, ninguno de los autos de la casa ha tenido buen estéreo o aire acondicionado, así que mi cerebro hizo la conexión: A.C. + Subwoofer + Carretera = Happiness.
Misterio resuelto.
No puedo esperar para viajar de nuevo a L.A. y rentar un buen auto para ser feliz.
Eso o hacerme guey con los ventiladores del metrobus y mis audífonos...
Yo creo que será lo segundo.


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