Cumpleaños en la casa del Waffle

Primero algo de música, porque hace mucho que no suena nada aquí:



Esos muchachones de Mew nunca decepcionan. Cuando una canción es buena, luce mucho en una versión acústica, pero definitivamente apesta ser el baterista de la banda cuando eso pasa... y como que sólo estar ahí haciéndole a la payasada con un shaker o un panderito pues tampoco es onda...  o tocando unas congitas como cumbiero, ¡no gracias!... (mejor un encendedor como el de Extreme, que de manera pasivo-agresiva está diciendo: "otra baladita de éstas y les prendo fuego").
Espero el baterista al menos haya tenido el buen juicio de ir al Waterloo Records en lo que estos cuates se desmañanaban grabando esta sesión...
De una vez aprovechando... "+ -" de Mew, impecable disco de la semana.  Es una sorpresa descubrir a estos tipos siempre tan ambiciosos e intrincados, tocando versiones tan sencillas de su música, supongo que ahora si están confiadísimos de que todo el asunto de la composición se mantiene solito y no necesitan cosas maniqueas como hacer todo el disco una sola rola (And The Glass Handed Kites), ejem, ejem... no es cierto, ese también tiene buenas cancioncitas (y a J Mascis!!!!!!!!)..... pero este nuevo no tiene comparación, ni con el intocable Frengers que parecía como el disco que toda la vida se la iban a pasar persiguiendo.... pero ya divagué.... discazo este último. Les voy a compartir esta sesión de Daytrotter en este link durante 7 días por ser fieles lectores.
Visiten Daytrotter.com y si pueden suscríbanse, es una cosa hermosísima ese sitio.

En otro tema, ya escribí mucho sobre mi viaje a Austin, pero hay una anécdota que no he compartido y que me parece entretenida: Antes de irnos mi amigo Richard me dijo, y lo cito textual:
"It is LEGAL to carry a gun in Texas. Don´t get into any arguments."
Ahora bien, yo, que en más de una ocasión me he distinguido por no tener una conexión evidente entre lo que pasa en mi cabeza y lo que sale por mi boca, debía tener principal atención a esta recomendación... pero pues... entonces ya no sería yo... la cosa es que fuimos a cenar al Waffle House la noche de mi cumpleaños. No porque fuera un lugar elegante o hipster o rico... sino simplemente porque era lo único que estaba cerca del hotel y abierto a esa hora. El lugar estaba al lado de una gasolinera en el freeway, tal cuál un restaurante de paso.
Nos estacionamos en el lugar y justo al lado había una pickup con un gran perro suelto  en la parte de atrás que no dejó de ladrarnos ni un momento. Lógicamente el dueño de la camioneta estaba comiendo dentro del restaurante y le pareció buena idea dejar al perro ahí para aterrorizar a todo el que pasara. Mi primera impresión fue "seguro es mexicano"... en fin. Sorteamos al amenazante can y entramos al lugar. La pioja me comentó algo sobre el perro o el dueño o la camioneta antes de cruzar al puerta, y yo, evidentemente molesto y al más puro estilo del chavo hice mi maistro longaniza justo cuando entrábamos al lugar, y le dije en inglés con acento texano: "I´m gonna shoot that fuckin´ dog".
¿Por qué dije eso?, aun en este momento no lo se, ¿Por qué lo dije en inglés?, ni idea, ¿Por qué lo dije con acento texano? todas estas preguntas me superan... pero apenas estaba terminando la "g" de "dog" supe que la había cagado irremediablemente. Inmediatamente sentí las miradas de los comensales encima, en mi imaginación al menos. Podía oír con toda claridad las pistolas desenfundarse para administrar justicia texana en forma de plomo caliente por amenazar a sus canes y burlarme de su acento.... oh shit....
El mesero nos saludó y nos sentamos inmediatamente en un gabinete junto a la barra.
Yo no quería ni levantar la mirada para evitar contacto visual con los asistentes y sintieran que era un agravio aun mayor. ¡Piu, piu! god bless texan dogs motherfucka!!!! Pero finalmente decidí afrontar mi destino y miré el lugar. Había 4 personas en el lugar, incluyendo al mesero: sentados en la barra estaban un señor de aproximadamente 65 años con su hija, ambos blancos, ambos gringos. Al fondo, el que yo juraba sería mi verdugo: un grandísimo hombre de color, poderoso y malencarado.... mierdamierdamierda... Pues ya ni modo... si de cualquier forma todos vamos a morir, que sea por señalar que iba a imponer orden con una imaginaria pistola que no poseo por lo menos sería una buena anécdota, muy del viejo oeste. Hubiéramos ido a una taberna por lo menos, como que el restaurante de cadena le restaba caché a mi historia... El caso es que el mesero nos trajo la carta y nadie nos disparó. La pioja y yo ordenamos lo mismo, un sandwich de jamón y queso con papas hashbrown. Inmediatamente el poderoso hombre de color se levantó y yo sentí como se detuvo mi corazón, pero en vez de desenfundar su colt .45 y vaciármela, se fue a la parrila y procedió a prepararnos nuestra comida.  El tipo era un maestro: Las papas perfectas, el pan tostado como de product shot, el queso inmaculadamente derretido... uffff... En cuanto concluyó sus labores parrillescas, el hombre salió del lugar, yo asumí que para ver a su perro y sacar su escopeta de la camioneta, pero no... fue sólo a fumar un cigarro, como experiencia post-coital luego de desplegar su habilidad casi deídica de parrillero from heaven... momentos después se levantaron los gringos y salieron en dirección hacia la camioneta con el perro, no sin que la gordita gringa me echara una de esas miradas gachas, gachas....
fiuuuuuu....
Nadie me baleo.

El parrillero se quedó afuera, fumando un cigarro tras otro mientras leía el periódico, serio, completamente ajeno a su compañero de turno. ¿Qué habrá llevado a este artista de la freída a trabajar en un Waffle House en medio de la nada? Me hubiera encantado platicar con él... pero pues ya saben, mi temor a ser ultimado a plomazos siempre es más grande que mi interés antropológico.

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