Amoeba 2016 vol.-2

Luego de un rato, terminé la segunda vuelta, tomé otra canastilla y me senté en una esquina a separar discos en 3 categorías: 
a) Los que definitivamente me voy a llevar, sin importar qué.
b) Los que probablemente me lleve, dependiendo de si los puedo conseguir en otro lugar y de que no rebase mi presupuesto con los discos de la categoría "a" 
c) Los que sólo están baratos.

Con la calculadora del teléfono hago cuentas y paso de una canastilla a otra los discos que ya no me voy a llevar y luego los regreso a su lugar uno por uno, y en esa tercera vuelta veo si no hay algo que se me olvidó revisar. En cualquier otra visita, seguramente para este momento hay algo en el sonido local de la tienda que no conozco, que me gusta y que seguramente compraré, pero en esta ocasión sigue el disco de la Keys... que ahora sin duda ya lleva como 3 horas firmando autógrafos.... no manches... pobre... ¿pero cuántos discos habrá vendido sólo en ese día? (de nuevo) en fin... 
Subo a la sección de películas y doy una rápida ojeada. Lo que buscaba, que era la edición de Criterion de la trilogía del camino de Wim Wenders, ya la había comprado en un Barnes & Noble así que en realidad no estaba pendiente de nada. En la escalera escucho a varios individuos hablar mientras miran al fondo de la tienda donde la firma de autógrafos sigue en proceso. Uno de ellos dice "3 more minutes, man, we can´t stay any longer", el otro le contesta "Well, they said that like 10 minutes ago, and there´s still people on the line outside". "3 more minutes, we can´t do more".
¡Que locura! ¿En esas tres horas cuántas canciones podría haber escrito Doña Alicia? (Bueno, ella y su ejercito de 20 ghost writers) Podría haber dado 2 conciertos de duración aceptable, o tomado 3 clases de pilates o yoga, o escribir algún texto sobre los derechos de la mujer para el New Yorker, no se, tantas cosas mucho más valiosas que estar garabateando en el disquito de algún tontolón que seguro va a salir a venderlo en Ebay... Es absurdo, no podemos nada más disfrutar al artista por su arte, tenemos que sentirnos cercanos... involucrados... como niños caprichosos lloriqueando que los dejen jugar. 
¿Por qué somos así? a mi no me pregunten, cuando los Dears vinieron a México por primera vez y firmaron autógrafos luego de su concierto ahí me quedé y pude ver claritito como el grupo ya estaba valiendo chancla, claramente dividido... y eso no se notó en el escenario... en fin... a lo mejor los fans de Alicia Keys pudieron ver de cerca si realmente está usando o no maquillaje... porque eso en el disco tampoco se escucha...
Ya que la señora Keys termino su evento, la tienda se despejó considerablemente y pude darle una checada a los muebles de Country y Soul. Encontré un par de discos más y evalué si los llevaba o no... Una música super setentera comenzó a sonar en la tienda: buena linea de bajo, guitarra con wah-wah, metales inmaculados, buena vibra...
Recorrí por última vez los pasillos de la tienda, como haciéndome a la idea de que pasará mucho tiempo antes de que regrese, y cuando tenga la oportunidad de regresar, seguramente ya todo será distinto, ahora habra cassettes o quien sabe que estupidez se le ocurra ahora a la próxima generación.
Revisé los new releases buscando algo interesante que me llamara, y afortunadamente, antes de que pudiera poner algo más en la canastilla, la pioja llegó y nos salimos. Ya en el auto no podia dejar de pensar en la música que sonaba en la tienda al final... y en que jamás sabría quien era... Asi que me bajé del auto y regresé a la tienda, fui directo al mostrador para preguntar quien sonaba, "The olympians" me dijo el futuro millonario que de momento trabajaba de mala gana en el Amoeba, mientras me hacia cara como de "¿Qué no los conoces weeeeeey?" pero en inglés.... Tome una copia del disco y lo pagué... me salió caro pero no lo dudé... Y fue nuestro soundtrack para el resto del viaje: 









Tiendas de discos, no saben cómo las voy a extrañar... pero cómo nos disfrutamos mientras nos tuvimos... ¿verdad?
Ah y por el poder de blogspot, el álbum homónimo de The Olympians, discazo wah-wah de la semana.







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