El botones Caradura

Hace poco tuve que ir a Acapulco, bueno, más que a Acapulco, a Barra Vieja, que es una playa que está como a 30 km de la bahía. En ambos lugares las posibilidades de ser apuñalado son más o menos las mismas, así que... preferí afrontar las dagas del futuro no tan incierto con actitud positiva y resignación sumisa.
Durante un par de días estuvimos estudiando la mejor vía para llegar a Cacapulgo. El autobús estaba definitivamente descartado, ya que a los "estudiantes" de Guerrero les da por secuestrar los autobuses de pasajeros para hacer sus viajes a la capital y a las tradicionales y locales puñaladas hay que sumarle las armas largas tan favorecidas por el crimen organizado de la zona. El avión es caro y un poco lelo, aparte ya no había vuelos para la fecha en la que queríamos viajar. Al final optamos por irnos en nuestro auto por la autopista de cuota y no parar hasta llegar al mar... y detenernos antes, porque no creemos que nuestro auto flote.
La idea era salir temprano para manejar la autopista de día, pero nos dieron las 3pm atendiendo pendientes de trabajo y nomás no lo logramos. El trafico del viernes hizo que estuviéramos cruzando la caseta a las 6pm... bueno "caseta" entre comillas, porque ahora con la "autopista del millonario" básicamente construyeron un puente para saltarse a la perrada que no le queda de otra que hacer cola para pagar peaje. Es una cosa super clasista, pero que conveniente... chulada. Así estaba el sol cuando estábamos cerca de la caseta:


Toda la ciudad estaba cubierta por una nata espesa de smog. En llegar a la autopista tardamos casi 2 horas, contra los 45 minutos que hicimos de ahí a Cuernavaca. Total que nos agarró la noche. Para colmo todo el paso express que cruza Cuernavaca está en obras así que otra hora o más sólo para cruzar la ciudad. No hubo paradas a comer o al baño o por gasolina, nada. Todo derecho hasta la bahía que ha sido directamente responsable de mi falta de entusiasmo para salir de vacaciones.


La carretera está en muy buen estado, es cara pero segura para manejar. Bueno... es segura si manejas como gente decente, pero ahí nadie va a menos de 140km/h, así que estás seguro siempre y cuando el pinche naco del jetta que viene a 200 no choque contra ti. (¿por qué toda la gente que maneja un jetta es invariablemente la definición exacta de macuarro?. ¿Alguien tiro basura? ¡el del jetta!, ¿Alguien está estacionado en tercera fila? ¡el del jetta! alguien se está saliendo del circuito en reversa? ¡el del jetta!, pero ya divagué)

Llegamos a Barra Vieja a las 11:30pm, y no nos apuñalaron ni una vez en el camino, lo cual es digno de mencionarse si estás en Guerrero. El hotel estaba en medio de la nada y no era particularmente lindo o lujoso o limpio o acogedor o conveniente. El estacionamiento principal estaba lleno, así que teníamos que dejar el auto en un estacionamiento adyacente sin entrada directa al hotel y sin luz. No habíamos comido nada y estábamos molidos, así que lo único que queríamos era ordenar servicio a la habitación y dormir. La primera sorpresa del hospedaje era que el servicio de cocina cerraba a las 8pm. Y no había un sólo restaurante cerca. La sugerencia del recepcionista/botones/agente de mantenimiento/valet parking/gerente era manejar a un Oxxo que estaba como a 6 Km del hotel. 
Total, subimos al cuarto sólo para descubrir que en realidad era como un octavo o dieciseisavo. cuando mucho: Dos camas que ocupaban la totalidad de la extension de la habitación de pared a pared, una TV empotrada en el techo ya que por el tamaño del cuarto no había ángulo en la pared para colocarla. La puerta del baño no abría por completo porque estaba el escusado en su camino, lo cuál era una doble monserga porque la única manera de usar el lavabo era con la puerta abierta. Era como un hotel de Tokio, pero sin la practicidad o limpieza o ubicación. Para colmo, había una espectacular plaga de hormigas en ambas camas, que sobra decir, tenían bases de concreto.
Intentamos cambiarnos de habitación, pero como era de esperarse, cuando hablamos con el recepcionista/botones/agente de mantenimiento/valet parking/gerente nos dijo que no había mas habitaciones disponibles, pero que en cualquier momento alguien de mantenimiento subiría a fumigar la habitación (¡¡¿¿peeeerdón!!!????) total, dejamos las maletas, matamos a las hormigas que vimos y nos armamos para salir a mitad de la noche a los inhóspitos caminos de Guerrero para buscar algo que comer, y ¡Oh sorpresa! cuando quisimos dejar las cosas en la caja de seguridad notamos que no abría. Le hablamos al recepcionista/botones/agente de mantenimiento/valet parking/gerente y nos dijo que la persona con la llave no estaba así que hasta mañana podría ayudarnos. Luego de decidir que sería mejor (dejar mis cámaras en el cuarto o llevármelas de paseo por la noche acapulqueña) tomé mi cámara y salimos por comida.
Apenas bajamos del elevador el recepcionista/botones/agente de mantenimiento/valet parking/gerente nos abordó, yo supuse que para disculparse o ver como podía hacer nuestra estadía menos tortuosa, pero no... ¡Quería que le trajéramos algo de comida del Oxxo! mejor aun, no sólo para él, sino para una plantilla de trabajadores que estaba montando cosas para el evento del día siguiente.  Yo no tenía palabras para contestarle, me encontraba completamente apabullado por su caradura. Jovanna, con muchas más habilidades sociales que yo, le preguntó que qué necesitaba, acto seguido, el recepcionista/botones/agente de mantenimiento/valet parking/gerente le entregó una lista gigantesca, ya por escrito de los que cada trabajador quería... Sólo en Acapulco me cae... 
Era pasada la media noche cuando llegamos al Oxxo, pero como el de Bimbo estaba surtiendo, la puerta estaba abierta y nomas nos pasamos. Por el hambre (y el aire acondicionado), nos pareció el más lujoso de los restaurantes. Jovanna, en su ya maravillosa tradición eligió la comida más sospechosa/peligrosa del lugar (una pizza de microondas), yo comí atún con galletas. Los chicos que atendían se sacaron un poco de onda de que nos pasáramos a la tienda como Juan por su casa, pero fueron amables y acomedidos.


Regresamos al hotel y luego de darle su pedido al recepcionista/botones/agente de mantenimiento/valet parking/gerente, agradecido nos dijo que en cuanto se liberara una habitación buscaría acomodarnos... si como no... Subimos a nuestro cuarto, matamos mas hormigas y nos dormimos viendo Duro de Matar 4.0 magníficamente doblada al español por esos artistas mexicanos del doblaje... tan talentosos, tan diversos, poseedores de un rango interpretativo incomparable que le aporta taaaanto al goce de la película, genios sin duda... genios... Todo fue consecuente con la experiencia en general. Pero ignorando los pequeños tropiezos, el día termino sin que nadie empujara un afilado cuchillo cebollero dentro de nuestra delicada caja torácica, o nos secuestraran en nombre de algún ejercito de salvacion o nos empozolaran para cubrir alguna insurgencia y eso en Acapulco ya es ganancia.  hay que aprender a valorar lo ganado, que a veces es mucho más de lo que creemos.

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