Sonora y Monocordio vol.- 1

Debido a un asunto de bateristas con cuádruples ocupaciones, el fin de semana pasado fui a Sonora a tocar con Monocordio. Debo confesar, que aunque sufro mucho “palomeando” con estos muchachos, (debido básicamente a mis enormes limitaciones musicales), es un placer tocar con ellos, su música es jubilosa y ellos son personas amables, entretenidas y generosas.
Aunque ya había ido antes a Sonora, puedo decir sin duda alguna, que en realidad no conozco ni un rábano del Estado: Sé que se come rico, que hace frió y calor al mismo tiempo, que en Álamos no hay una sola calle que siga la línea recta, que las tortillas de allá son deliciosas y que la gente te habla muy golpeado, pero fuera de eso no se naaaaaada mas.... es como no haber estado ahí, es como ir a trabajar, jeje.
Siendo músico, es un asunto común visitar un lugar y no conocer nada mas que el escenario, el camerino y, en el mejor de los casos, un cuarto de hotel... ahhh y las calles de noche, de muy muy muy muy muy noche. Creo que esta situación, hasta cierto punto, me empujo a dejar de tocar “profesionalmente”, ese tipo de vida NO ES mi tipo de vida. Disfruto tocar la batería, y compartir con otros amigos músicos, eso es maravilloso, lo que no me gusta es toooooodo, toooooodo tooooodo lo demás, en fin.
Yo se que si me llaman de nuevo los Monocordio para otro bomberazo, mas tardaran ellos en marcar mi numero que yo en estar cargando mi batería hacia donde estén, por que, amigos míos, el lazo entre músicos es tan intimo e intenso como el que se crea entre novios o hermanos.
Me encontré este videito de cuando toque con ellos en la terraza del centro cultural de España, Aunque no me vea, juro que yo soy el que tocó la batería ahí, mis errores son inconfundibles.